Padres de la era virtual: ¡a conectarnos con nuestros hijos!

El Internet es una de las maravillas más grandes de nuestra época. La Red de Redes nos ha conectado de forma tal, que prácticamente ya nada es inalcanzable. Nos asomamos al mundo a través del monitor de nuestra computadora: accedemos a bibliotecas y universidades, las noticias nos llegan al instante, transacciones de negocios se generan en segundos y lo último de la ciencia está al alcance del teclado.

Pero este universo cibernético tiene su lado oscuro y, quizás, el mayor de sus peligros radique en su misma esencia: el anonimato virtual. Si bien cualquiera puede ser víctima de personas mal intencionadas, los niños, por su inocencia y curiosidad natas, son el blanco más fácil.

Los niños y el Internet: su seguridad está en nuestras manos
Sin lugar a dudas, el mayor riesgo que corren nuestros niños en esta era virtual es que se les niegue el acceso a las nuevas tecnologías. El Internet es esencial para su educación, sus carreras futuras, para su vida. Por un lado, es la mayor recopilación del saber humano que jamás haya existido. Su riqueza es incalculable: una fuente de información viva, vasta y muchas veces en tiempo real. Ellos han nacido en una época de mensajes instantáneos, donde “chatear” con amigos es parte integral de su entorno social.

Además, nada más tentador que aquello que se nos prohíbe o que, en lugar de hablarse claramente, se mantiene en las sombras como algo tabú. Así como les enseñamos a no hablar con extraños o a no cruzar la calle sin antes mirar, debemos ahora brindarles las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo virtual. Lo ideal es comenzar desde pequeños y tocarles el tema en cada una de las etapas de su crecimiento, donde sus intereses y, por ende, los riesgos, varían.

Curiosamente –o tal vez por su novedad o porque muchos adultos no están familiarizados con las nuevas tecnologías–, vemos cómo los padres regulan aquello que sus hijos ven en la televisión o en el cine, pero no ponen reparo alguno respecto al Internet. Esta conexión libre y carente de supervisión puede ser realmente peligrosa. La mejor protección para su hijo en línea es usted.